A principios de la década de los noventa, en 1995, un grupo de trabajadores del sector galletero de Aguilar de Campoo se unió para poner en marcha una fábrica, Galletas Tas, para completar la oferta que Aguilar distribuía por el mundo.
Un centenar de accionistas puso de su bolsillo unos 12.000 euros para iniciar este proyecto, la mayoría eran vecinos de Aguilar de Campoo, pero pronto aparecieron los problemas. Este asunto fue una estafa. Esta empresa jamás se llegó a poner en marcha.
A consecuencia de esta situación, muchas familias tuvieron que soportar una economía difícil, llegando a pedir ayuda a Cáritas.
En 2003, después de 10 años, la Audiencia Provincial dictó sentencia a varias personas, a los cuales condenó a penas de cárcel, por delitos de estafa y apropiación indebida, decisión que sería aprobada por el Tribunal Supremo.
Actualmente, algunos accionistas siguen viviendo en Aguilar, cuando se les pregunta sobre esta estafa, prefieren no hablar de ello.
No hay comentarios:
Publicar un comentario